El Memorial de agravios, Memorial de Greuges, que unas personalidades catalanas, presidentes y representantes de corporaciones, dirigieron al Rey Alfonso XII en el año 1885 finalizaba con las siguientes palabras:
“El día más feliz de nuestra vida, y así como para nosotros, para la gran mayoría de los españoles, sería aquel en que, restaurada la vida de las regiones; reintegradas las distinguidas partes que forman el todo nacional en la personalidad de la que hoy carecen; unidas todas como hermanas por los lazos de la fraternidad y del interés mutuo, sin imposiciones ni dependencias, y protegidas unas a otras en las distinguidas manifestaciones de la actividad, para sostenerse y prosperar con los esfuerzos de todas; reconocidos los fueros de las variedades, pudiéramos todos gritar al viento, no por deber sino por gratitud y afecto, un grito atronador de ¡viva España!, en el que se mezclasen todas las lenguas nacionales, oficialmente iguales en categoría, y unidas en un solo sentimiento. ¡Feliz, más feliz que todos lo que en ese momento ocupara el lugar preeminente de la nación!.”El Memorial tiene una importante carga simbólica. Ha sido considerado como el primer acto del nacionalismo político. Al que seguirían el Memorial dirigido a la Reina Regente de 1888, las famosas Bases de Manresa de 1892 y el nuevo Memorial dirigido a la Reina Regente de 1898. Estos documentos definen los orígenes del nacionalismo como ideología política. Más de un siglo después, hay cambios (pocos) y el mantenimiento de las señas ideológicas, así como los objetivos. El nacionalismo catalán se mantiene firme, como si los tiempos no hubiesen cambiado.
Comentarios
Publicar un comentario