El pasado día 14 de abril intervine en un acto organizado por Societat Civil Catalana en el Colegio de Abogados de Barcelona (el texto de mi ponencia: aquí).
En mi intervención expongo mi punto de vista sobre la construcción por el secesionismo de una nueva realidad institucional, la del Estado independiente, surgido de la ilegalidad. A tal fin, se sirve, para construir su discurso y difundirlo, de una neolengua al modo orweliano. En lugar de hablar de autodeterminación, hablan de derecho a decidir, y de desconexión cuando se trata de ilegalidad. La legalidad no es un mero requisito formal. Es la condición imprescindible para la garantía de los derechos y libertades, el control del poder. El secesionismo ha convertido la ilegalidad en política, con los graves riesgos que supone para la garantía de los derechos y libertades. Las conclusiones a las que llego son las siguientes:
En mi intervención expongo mi punto de vista sobre la construcción por el secesionismo de una nueva realidad institucional, la del Estado independiente, surgido de la ilegalidad. A tal fin, se sirve, para construir su discurso y difundirlo, de una neolengua al modo orweliano. En lugar de hablar de autodeterminación, hablan de derecho a decidir, y de desconexión cuando se trata de ilegalidad. La legalidad no es un mero requisito formal. Es la condición imprescindible para la garantía de los derechos y libertades, el control del poder. El secesionismo ha convertido la ilegalidad en política, con los graves riesgos que supone para la garantía de los derechos y libertades. Las conclusiones a las que llego son las siguientes:
1. El Estado español no es un Estado débil, al contrario; lo ha demostrado el cómo se ha gestionado, con éxito, la salida de la crisis; con importantes sacrificios pero se está consiguiendo. Por lo tanto, los que han aspirado y aspiran a beneficiarse de la supuesta debilidad para hacer realidad su sueño nacional, lo tiene muy complicado, por no decir, imposible.Estas ideas están desarrolladas en el texto de mi intervención.
2. La Unión Europea es una Comunidad de naciones regidas por el Estado de Derecho. La política de ilegalidad de los nacionalistas es radicalmente contraria a los principios y reglas básicas de aquél Estado y, por consiguiente, con las reglas de la Unión Europea. La política de ilegalidad no cabe en la Unión Europea.
3. El Estado democrático de Derecho español tiene los instrumentos jurídicos adecuados para afrontar la vía de hecho que el nacionalismo está siguiendo con su política de la ilegalidad.
4. El nacionalismo pretende construir una realidad institucional paralela a través de una neolengua, al estilo Orwelliano. Así, en lugar de autodeterminación, se habla del derecho a decidir. Y en lugar de ilegalidad, de desconexión. La neolengua responde al vano empeño de enmascarar lo que no se puede llevar a cabo y, además, desconoce las reglas básicas del Estado democrático de Derecho.
5. La desconexión es ilegal tanto en su fin como en su procedimiento. Es la ilegalidad de la ilegalidad. Es la vía de hecho a la que se refiere el Tribunal Constitucional. Una vía al margen de la Constitución. El camino del totalitarismo.
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